Para nombrar las cosas digo lo que no son, el silencio injertado en la médula de la palabra, digo lo excluido, lo oculto. Lo barrido, lo maldito, lo que está fuera de escena cuando se filma la película. El callejón, la espuma de la cerveza. Digo lo marginal, lo pagano, lo incierto, esa incertidumbre que es el existir, el devenir. Para no nombrar tu boca, digo tus besos, digo mis mordidas. Digo la noche que entra cálida y serena en tu aliento tierno. Digo la muerte que se hace pequeñita para caber en todos tus rincones, en los huecos de tu alma, en la arquitectura de tu orgasmo. Para nombrar lo que siento digo lo que deseo, la vida, cual veneno, goteando lentamente. Tu mirada disparada rumbo a la luna, tus manos extendidas, tu espalda arqueada, tus piernas alrededor de mi cuello.
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